POR QUÉ NO TENER UN GIGOLÓ???
Si los hombres lo hacen ¿por qué no nosotras? Marga lo tiene claro: cuando una mujer llega a esa edad en la que se hace invisible y no tiene pareja y, por tanto, ni sexo ni compañía de un hombre, tiene que pagarlo. Y no es nada malo ni de lo que avergonzarse.
Así le respondió a María cuando estaban tomando un café con el grupo habitual de amigas, y la otra, suspirando, se quejaba de qué la edad crítica se le está acercando y ya no tiene posibilidades de ligar como antes.
Las otras asintieron como si se les hubiera abierto el cielo, algunas más que otras, porque esas algunas están divorciadas o son viudas prematuras y les cuesta tener a un hombre en su cama, no por falta de ganas, sino de contactos.
Marga utiliza ese servicio desde hace años. No sólo por sexo, también por compañía. Por ejemplo, en algún viaje. Claro que para esto siempre va con el mismo chico, del que se ha hecho ya una gran amiga y son más que compañeros de viaje. Y para la otra cosa buena suele cambiar más, para no caer en la tentación que tiene este trasunto para una mujer, que es que se pueda quedar colgada de él.
Y está encantada, porque, según dice, esos hombres de treintaytantos -no le gustan los jovencitos- le han alegrado la vida y el cuerpo, que no lo tiene nada mal, por cierto. |
